A todos los que entreis en mi blog.

Sólo deciros que busquéis la belleza que hay en las pequeñas cosas de la vida como por ejemplo: una canción, un poema, un sueño... Es lo único que nos quedará dentro de nuestra mente. Ya que vivimos todavía en este asqueRoso mundo. Donde aún permitimos que los niños se mueran de hambre porque no tienen comida para darle sus madres. ¡ES UNA VERGUENZA! Todos debemos intentar hacer algo por ellos, aunque sea una mínima ayuda, cada uno con lo que pueda, ya sabemos que todo se mueve con el asqueroso dinero. Constribuyamos con lo que podamos. Ellos nos lo agradecerán.
"Buscad la belleza porque es la única forma de vivir en este asqueroso mundo". Qué a la misma vez es bello.
Adios a todos los amigos y amigas que veáis mi blog. Que el transcurrir de vuestras vidas o traiga grandes alegrías. Siempre después de las tristezas llega la luz. Sólo hace falta resisitir. Ya lo dice el poeta "Rainer Maria Rilke". Poeta de lo visible a lo invisible. "Estar aquí es maravilloso". Vamos a aprovecharlo una vez que nos han dado la vida.

LA VIDA

MAS DE QUE SIRVEN NUESTRAS VIDAS
SI NO ENRIQUECEN A OTRAS VIDAS

José Hierro

viernes, 30 de octubre de 2009

INSOMNIOS Y DURMEVELAS

PAPEL EN BLANCO

Miré el papel en blanco / yo tenía
palabras y palabras y palabras
pero ninguna de ellas me servía

probé con vendaval arroyo tedio
vislumbre maderamen injustica
besos de lengua árbol hemorragia
memoria cueva patriarcado hambruna
palabras que otras veces me sirvieron
para encender el fuego o apargarlo

tuve que descansar de tanta busqueda
la mente en blanco y el papel sin nada
afuera muy afuera sonó un piano
y después un violín qué maravilla

sentí en el corazón una puntada
y era un dolor dulcísimo / una pascua
algo estaba cambiando en lo imposible
desde el lacónico papel en blanco
una palabra
vida
me miraba



Mario Benedetti

lunes, 26 de octubre de 2009

LAS ELEGIAS

EL VIAJERO

Solitario y erguido contemplaba sin fin las llanuras desérticas de
África.
Del olimpo bajaba una lluvia de fuego. No ví jamás un fuego tan
voraz:
apenas resultaba algo má suave que cuando el dios quebró las rocas
con sus rayos
y creó los abismos y alturas del paisaje.
Mas sobre esas alturas y su frescura por el aire cargado de ecos.
La frente de lo montes, que apenas si conocen elocuentes arroyos,
se levanta desnuda de corona,
mientras que rara vez pueden bajar al valle manantiales.
No transcurre el frescor del mediodía junto a ninguna fuente
parlanchina,
dispuesta a la llegada de un rebaño
ni un amable tejado hospitalario nos hace seña alguna saliendo entre
los árboles.
Bajo los matorrales está posado un pájaro gravemente y sin canto,
pero las migratorias, las cigüeñas, pasaron ya hace tiempo con prisa
por aquí.
Allí, Naturaleza, en el desierto, no fue por agua por lo que rogué
-el agua la guardaba el piadoso camello fielmente para mí-:
yo rogué por el canto de boscajes y por esos jardines
del padre que las aves migratorias trajeron al recuerdo.
Pero tú me dijiste: "Aquí también hay dioses y gobiernan,
muy grande en su tamaño, pero el hombre les gusta medirlos con
tan sólo la palma de una mano"

Entonces, tus palabras me empujaron a buscar otra cosa,
me condujo muy lejos mi camino y subí navegando al polo norte.
Inmerso en una cáscara de nieve, inmóvil, yo dormía mi vida
prisionero,
porque un sueño de hierro lleva esperando años la llegada del día,
pues no hace tanto tiempo que el Olimpo envuelve aquí a la tierra
con su brazo,
rodeando a su amada y abrazándola, igual que Pigmalión,
y es que aquí las miradas solares no conmueven el pecho de la tierra,
no le dicen con lluvia o con rocío palabras amistosas;
y eso me sorprendió y por eso le dije palabras sin sentido:
"Oh madre tierra; entonces enviudada; ¿vas a perder tu vida, tu
tiempo para siempre?
Porque no procrear y no tener a nadie a quien cuidar y amar,
envejeciendo sin ver reflejada tu imagen en los hijos, es igual que
morir.
Pero quizá algún día te templas en un rayo del cielo:
su aliento te seduce hasta sacarte de tu sueño indigente
y como una semilla que se siembra, haces saltar la cáscara de hierro
y en ese instante el mundo liberado saluda al fin la luz;
la fuerza acumulada se inflama en la espledente primavera
y encadecen las rosas y el vino borbotea en el exiguo norte."

Eso dije, y ahora vuelvo al Rin, a mi patria,
y, al soplar, me acarician con ternura las brisas juveniles, como antes,
me apaciguan el corazón ansioso los familiares árboles abiertos
que una vez se mecieron, cuando niños, en sus brazos,
y el sagrado verdor, testigo de que existe en nuestro mundo una vida
mas plena, más profunda
y cargada de bienaventuranza, refresca esa conciencia y la reaviva,
mientras a mí me torna en un muchacho.
Pues entretanto he envejecido mucho, porque el hielo del polo
ha blanqueado mi piel
y en el fuego del sur se me han caido rizos de cabello,
pero si alguien, incluso en el último de sus días mortales,
viniendo desde lejos, la fatiga calada hasta su alma,
reeencotrara esta tierra otra vez, seguro que el color
subiría como flor a sus mejillas y que aun la mirada ya apagada
volvería a brillarle.

Valle del Rin amable, ¿no hay colina tuya que no esté coronada de
viñedos?
Enguirnalda la parra los muros y jardines
dioses,
-las ciudades e islas, ebrias de vino y frutas-.
Pero, sonriendo y grave, descansa en los más alto el Taunus, el
Anciano:
la cabeza del libre se inclina orlada por los robles.

Mira cómo sale el ciervo de los bosques y, entre nubes, la luz
del día y el halcón, que vuelve la mirada sobr el aire, en lo alto.
Pero abajo, en el valle donde la flor se nutre de las fuentes,
se estira acomodándose la aldea sobre el prado.
Todo está en calma aquí. A los lejos se escucha el ruido del molino
atareado de siempre,
sin embargo me anuncian las campanas que el día ya declina.
Martillea amoroso el rumor de la siega y murmura la voz del
labrador
que, de camino a casa, gusta de dirigir los pasos del buey.
Adorable es el canto de la madre que se sienta en el suelo con su
hijito
saciada al contemplar cómo se duerme. Pero ahora la nube son
rojas
y a la orilla del lago que relumbra -donde se abre la puerta de un
patio,
desbordada de verde por las ramas del bosque, y hay una luz dorada
cubriendo las ventanas con su juego-:
allí son recibido por la casa y la secreta umbría del jardín,
donde el amante padre educó con las plantas,
donde, libre, como criatura alada, jugaba suspendido en el áereo
verde de las ramas
o perdía mi mirada en la cima del bosque hasta que se adentraba en
espacios de un siempre fiel azul.
Porque desde el principio tú eres fiel; continuaste fiel también al
fugitivo
y hoy me acoges de nuevo con ternura, cielo de la patria.

Todavía rebosan para mí los melocotoneros, la floración aún me
maravilla
y se yergue el rosal con sus rosas espléndido y, se diría casí como un
árbol.
El cerezo entre tanto ha oscurecido: cargado está de frutas,
las ramas por si solas se tienden a la mano que recoge.
Mas también el camino me saca del jardín, me empuja como antes
a las frondas más libres o abajo, hacia el arroyo
junto al cual me tumbaba, reconfórtando el ánimo en la gloria de
hombres como aquellos:
poderosos marinos cargados de presagios, vuestras leyendas tanto
me impulsaron,
que yo partí hacia el mar y hacia el desierto...
Y mi padre y mi madre hubieron de buscarme en vano mientra
tanto.
Peo dime, portero de la casa: ¿Dónde están? ¿Callas? ¿Dudas?
Yo también he dudado, he contado mis pasos hasta alcanzar la
puerta,
pues me iba aproximando y me he quedado quieto como los
peregrinos.
Entra ya pues y anuncia al extranjero, al hijo,
y que me abran los brazos y me consagre al fin su bendición,
que vuelva a ser ungido y me sea regalado el umbral.
Y, sin embargo, creo que lo adivino: os habeís ido ya lejos de mí,
camináis por distancias celestiales y no vais a volver nunca más...

¿Padre y madre? E incluso si los amigos viven,
han ganado otras cosas y ya no son los míos, mis amigos.
Pero voy a llegar igual que antaño, voy a decir los nombres,
los antiguos, los nombres del amor, rogaré al corazón que
lata todavía igual que antes,
mas ha de seguir mudo, pues así es como une y separa el silencio
tantas cosas.
Ellos me creen muerto a mi y yo a ellos
y por eso el final estoy solo. Y sin embargo, tú,
padre de la patria: poderoso eter, tierra y luz,
unánimes los tres, eternos dioses que gobiernan amando...
lo que me une a vosotros no va a romperse nunca:
yo salí de vosotros, con vosotros viajé
y a vosotros os llevo conmigo al regresar, ya envejecido.
Tendedme, pues la copa que rebosa hasta el borde de vino
de las montañas cálidas del Rin, Tendedme, pues la copa
que de he de beber primero por los dioses y también en memoria de
los héroes, de aquellos navegantes,
mas luego por vosotros recordándoos, los mios más queridos, mis
amigos, mis padres...
Pues hoy y mañana olvidar de este modo mis penas y fatigas,
para estar finalmente ya pronto con los mios.

Friedrich Hölderlin

domingo, 18 de octubre de 2009

SONETOS A ORFEO

SONETOS A ORFEO

XXIX

Siente, silencioso amigo de plurales lejanías,
cómo tu aliento acrecienta aún el espacio.
En el adusto yugo de campanas
voltea tu sonido. Eso que de ti vive

te fortalacerá con su mismo alimento.
Cumple la transformación para entrar de nuevo en ella.
¿Qué es tu dolorosísima experiencia?
Si el trago te es amargo, hazte vino.

Sé durante esta noche de inconmesurable
la fuerza mágica en el viacrucis de tus sentidos,
el sentido de su maravilloso encuentro.

Y si a ti lo terrenal te olvidará,
di a la callada tierra: Yo paso
Al agua, que aprisa pasa: Yo soy.

Rainer Maria Rilke

miércoles, 14 de octubre de 2009

PINTURAS DE OTOÑO

DOS ROSAS

Veo dos rosas desde mi lugar
se han abierto las dos a la vida
terrenal volverán a desaparecer
para volver a nacer nuevamente
a la vida de los que esperan la llegada...


VEN A MI

Has estado esta noche en el cielo
noches en las noches a él llegas
en la profunda noche y desapareces

donde vas estrella que iluminas el cielo
te vas para volver todas las noches en el cielo
llevo esperándote mucho tiempo ven a mí

para iluminar mi corazón de pureza alegre
la felicidad llegó a mí pero faltas tú mujer
estrella para darme fuego y pasión ven a mí


TE CUIDARÉ

Te alcanzó suspiro por ti amada mía
pero no te veo en mis noches solitarias
hazte presente en mi corazón que lleva
tiempo esperándote porque no te haces
presente en mi vida llena de luz que temes
luz de alegría te cuidaré desdes mi corazón
de bondad ven a mí sin miedos yo te cuidaré


Giovanni

lunes, 12 de octubre de 2009

¿No es el dolor, no es fecundo el dolor
cuando la reja del arado halla una
nueva capa donde hincarse segura?

¿Dónde la medida del dolor? ¿Cuándo hubo tiempo
de dar otro más leve sentimiento?
Y no obstante reconozco la dicha
mejor que otros que un dia recusiten.

París, otoño de 1913


Pensamientos de la noche elevados de presentida experiencia
que ya el niño, interrogando en silencio penetraba,
pausadamente os pienso-, y arriba, arriba
la prueba poderosa os acoge.

Que vosotros séais, está afirmado; que aquí en este estrecho recinto
se origine misteriosa la noche que a las noches se suma.
De pronto con qué sentimiento está la infinita, la mayor
sobre las hermanas en mí, a la que yo inclinado, cobijo

París, diciembre de 1913


Rainer Maria Rilke

domingo, 11 de octubre de 2009

LA ENAMORADA

LA ENAMORADA

Ella está de pie sobre mis parpados
Con sus cabellos en los míos,
Tiene la forma de mis manos,
Tiene el color de mis ojos,
Se ha sumergido en mi sombra
Como una piedra en el cielo.

Ella tiene siempre los ojos abiertos
Y no me deja dormir.
Sus sueños a pleno día
Evaporan los soles,
Me hacen reír, llorar y reír,
Hablar sin tener nada que decir.


LA DE SIEMPRE, TODA

Si os digo: "he abandonado todo",
Es que mi cuepo ya no la posee;
Nunca he presumido de eso,
No es verdad
Y la bruma de fondo en que me muevo
No sabe nunca si he pasado.

Del abanico de su boca, del reflejo de sus ojos,
Sólo yo puedo hablar,
Soy el único que está rodeado
Por ese espejo invisible donde el aire me atraviesa
Y el aire tiene un rostro, un rostro amado,
Un rostro enamorado, el tuyo,
A ti que no tienes nombre e ignorada por los demás
Te dice el mar: sobre mí, y el cielo: sobre mí,
Los astros te adivinan, las nubes te imaginan
Y la sangre derramada en mejores tientos,
La sangre de la generosidad
Te lleva con placer.
Canto la alegria de cantarte,
La gran alegría de tenerte o no tenerte,
El candor de esperarte, la inocencia de conocerte,
Oh tú que suprimes el olvido, la esperanza y la ignorancia,
Que suprimes la ausencia y y me das el mundo,
Canto para cantarte, te quiero para cantar
El misterio en que el amor me crea y se libera.

Eres pura, eres más pura aún que yo.

Paul Éluard

LA NOCHE

LA NOCHE

Acaricia el horizonte de la noche, busca el corazon de azabache que el alba cubre con su carne. Pondrá en tus ojos pensamientos inocentes, llamas, alas y verdores que el sol no inventó.

No te falta la noche, sino su poder.

EL ESPEJO DE UN MOMENTO

El disipa el día,
Enseña a los hombres las imagenes desligadas de la apariencia,
Arrebata a los hombres la posibilidad de distraerse.
Es duro como la piedra,
La piedra informe,
La piedra del movimiento a la vista,
Y su resplandor es tal que todas las armaduras, todas la
mascaras
Por ella son deslumbradas.
Lo que ha cogido la mano desdeña incluso tomar su forma,
Lo que ha sido comprendido ya no existe,
El pájaro se ha fundido con el viento,
El cielo con su verdad,
El hombre con su realidad.

Tu cabellera de naranjas en el vació del mundo
En el vacío de los pesados cristales del silencio
Y sombra donde mis manos buscan todos tus reflejos.

La forma de tu corazón es quimérica
Y tu amor se parece a mi deseo perdido.
Oh suspiros de ámbar , sueños, miradas.

Pero tú no has estado siempre conmigo. Mi memoria
Está aún nublada por tu llegada
Y por tu partida. El tiempo se sirve de palabras, como el amor.

Paul Éluard

Continuará...