mientras la muerte
no venga por mí
estaré bailando en el poema
El parisino de París
LA NO MUERTE
¡Oh! La luz de la cántiga.
Aquí, ya está como siempre.
La luz cegando mis ojos.
La luz vivificando el canto
de las aves, en la llamada
de la creación. Es tanta su
llamada, despertar lo hace.
¡Oh! Luz eterna siempre eres
Mediterránea, de la vida.
¡Oh! ¡Oh! La luz, la luz
de la nueva como siempre.
Mis ojos no te pueden ver
sin estar acobijo, dañarme
harías como potencial eres.
¡Oh! La luz de la no muerte.
El parisino de París