A todos los que entreis en mi blog.

Sólo deciros que busquéis la belleza que hay en las pequeñas cosas de la vida como por ejemplo: una canción, un poema, un sueño... Es lo único que nos quedará dentro de nuestra mente. Ya que vivimos todavía en este asqueRoso mundo. Donde aún permitimos que los niños se mueran de hambre porque no tienen comida para darle sus madres. ¡ES UNA VERGUENZA! Todos debemos intentar hacer algo por ellos, aunque sea una mínima ayuda, cada uno con lo que pueda, ya sabemos que todo se mueve con el asqueroso dinero. Constribuyamos con lo que podamos. Ellos nos lo agradecerán.
"Buscad la belleza porque es la única forma de vivir en este asqueroso mundo". Qué a la misma vez es bello.
Adios a todos los amigos y amigas que veáis mi blog. Que el transcurrir de vuestras vidas o traiga grandes alegrías. Siempre después de las tristezas llega la luz. Sólo hace falta resisitir. Ya lo dice el poeta "Rainer Maria Rilke". Poeta de lo visible a lo invisible. "Estar aquí es maravilloso". Vamos a aprovecharlo una vez que nos han dado la vida.

LA VIDA

MAS DE QUE SIRVEN NUESTRAS VIDAS
SI NO ENRIQUECEN A OTRAS VIDAS

José Hierro

jueves, 21 de mayo de 2009

CÁNTICO DEL DESTINO

CÁNTICO DEL DESTINO

¿Esto es mirar o morir?

CALDERON

MIRA EL PASO escondido de la luz , el sigilo del
[campo,
la vigilia el agua que el silencio hermosea,
la maravilla cándida del cielo entre los pinos,
el reposo admirable, la tranquila alabanza que es
[aroma en las cosas.
Mira el polvo y verás que es la niebla el camino.

Voy ser el apóstol de tu melancolía,
de tu sueño de claustro con ventanas muriendo,
de tu llanto que sabe de muerte más honda,
de tu fe sin contorno, de tu angustia que tiene los
[parpados de niño
y ese color de sueño que enciende la tristeza.

Mira que no eres tiempo.
Ante ti canta el mundo,
su presencia más clara te será concedida si esperas
[con los ojos.
Mira bien.
La esperanza es el modo de tener el milagro.
Voy hablarte de ti poque Dios me lo ordena
de tu llanto que mira la suavidad
y el cielo.

Mira profundamente para que la sonrisa se resuelva
[en paciencia;
los colores, las cosas son amores vencidos.
Mira bien.
El destino es llevar la mirada en los ojos.

2

Hablo de la ternura que siento en tu presencia

¡Qué confesión de arroyo martiriza tu sangre!
Los barcos lentos, giran sobre tu piel, los barcos.
La gozosa marea de tu risa indeleble,
y el agua de tus miembros.
Son tus ojos, cargados de palomas, como estanques
[sembrados de luna,
como una risa triste de color persuasivo,
duermen bajo el frente su plenitud de hoja.
Tus dientes son tan blancos que escarchan la sonrisa,
y tus labios son olas fragantes que me envuelven
y empujan suavemente mi cuerpo hacia la playa,
y me enredan el sueño de carne amanecida.
Sobre el espacio triste, rumoroso y pequeño,
tu voz es como una ciudad bajo la niebla
como un tranquilo asombro de cristal obediente.
Tu carne, que insiste en el aroma para lograr el vuelo,
tu carne, ¡que continuo rebato sin campanas!,
¡que descuido moreno de jazmín sobre el mundo!
Tus manos, como un enredo tibio de verbena y
[acanto,
Tu garganta impasible de espuma pasajera
como una palma joven que saludara con la cintura.
Tu piel, con un blanco suave de yerba con escarcha
en la mansa locura de su fervor moreno,
y tu clara presencia apasionada
con un alegre escorzo de relámpago hablando.

Era entonces Abril, cuando no tenías piel, porque
[eras niña y sola,
sólo niña que puede convertirse en mujer al tornarse
[paisaje,
era entonces Abril, cuando mirabas con la sonrisa,
con aquella sonrisa insistente de montaña o de lago.
Y he mirado tu cuerpo de cristal y manzana,
te he pensado hasta el fin, ribera sola
no importa de qué sol ni en qué momento.
Los barcos lentos, giran sobre tu piel, los barcos
navegando tu cuerpo de rosario sin prisa.
Tú serás mi desierto sin arena con el vasto silencio
[necesario.
Yo me acerco a la tierra recordando el presente


3

Ahora quiero decirte lo que pienso de ti.

Aunque tal vez mis manos guardan tu Abril intacto,
yo compendo tu nombre,
pero no te recuerdo
porque no puedo suscitar la presencia de ese agua
[subita, inasible, que persiste en el abandono
[candico de las conchas.
Como eres la mujer no puedo imaginarte.
Voy pensando en las cosas para soñar contigo
porque no puedo representar plásticamente el viento,
[que en las playas va esparciendo amoroso la arena
[enloquecida.
Tú estás en la serena ordenación que despierta tu paso.
Tú eres lo que persiste en el abandono de la presencia
[amada.
Tú eres lo que nos queda después de la visión
[aromando los ojos.
Tú la sola caricia que persevera y canta
su asombro de mujer, que define la ausencia.
Porque tú eres la siesta del corazón,
tú sientes el temblor de la sangre en la piel convencida,
tú incorporas el mundo y das paciencia al sueño
y mirarte es sentir que me pierdo en la sombra,
que me nacen violetas en los ojos y muero,
y mueres tú, y el mundo se privilegia en lluvia,
y creemos y somos hermanos en la nada.

Pero tú eres también esa oscura angustia ante la cual
[el mar se siente solo.
Tú eres esa dulzura que convierte mis manos en
[pájaros dormidos.
Tú insistes en los ojos como insiste la nieve diluyendo
[el color por la gracia del agua.
Tú eres la caridad sin esfuerzo del número que agota
[en las presencia su sentido.
Tú eres el paisaje limpio como incienso quemado para
[aromar mis ojos.
Tú eres el temblor y arroyo que desposa de nieve el
[transito del agua del sueño a la locura.
Tú llevas en la frente esa triste impaciencia del cielo
[castellano que suprime la tierra, la sangre, los
[caminos.
Y tú eres, finalmente, ese misterio de las cosas claras
[que convencen con la presencia.

4

Ahora te quiero hablar del movimiento del corazón
[a ti.
Mira,
voy a perderme
por la arena de vidrio que ha inventado el ocaso.
Hoy he sido cortado en la tiniebla
y sufro
la tentación del aire, su olorosa indulgencia,
su soledad morena de temblor y fatiga,
y este luto sin sangre del silencio en la nieve,
y pienso en el olvido, porque soy un hombre y sufro,
y siento en las pupilas la mirada del tiempo.

Abril, las ojas caen y hay olvidos profundos
con risa de cristal en las copas heladas.
La muerte es la impaciencia de caminar,
el hombre como un ciego en el agua sin descanso
[del río,
como el ciego que nada para olvidar un gesto
en el jardín de estatuas que imaginó en el campo.
La tierra sueña y pasa.
Y la presencia olvida
la visión que sostiene con su yerba la sangre,
pero tú eres la siesta del corazón,
tú eres
la sombra sin distancia posible y con aroma
de clavel en los brazos y con muertes reunidas,
y con resurrecciones de campana en el aire,
que me hacen recordar el presente y morir
y ser contigo, amor, anterior a mí mismo.

Abril, los ojos miran para morir de nuevo,
y me cubre la mar
al sentirme en tus abrazos como sal en la limpia
[virginidad del agua,
y me estrecha la sombra, la pálida frescura
con presencia de amor anterior a la sangre,
anterior a tu nombre de número sencillo,
y anterior al olvido que nos deja en la mano
la mortal certidumbre de sus aguas tranquilas,
y no ver, no gustar, no sentir el contacto
que ilimuna los cuerpos con su cándido vidrio,
no sentir la locura de ese manso perfume que
[me viene de tí,
porque todo milagro está dentro del hombre para
[darle consuelo.
¡La nieve, Abril, la nieve con su cándido asombro!
La soledad del hombre que contempla el destino,
y este morir constante del espacio en los ojos
que le brinda a mi carne la angustia necesaria,
la tiniebla precisa
para que mis sentidos no maduren, y sólo
quede erguida esta fe de sentir en la sombra
que el corazón se mueve asombrado hacia ti.

Mira,
voy a perderme
sobre un andamio triste levantado de venas.
Yo no quiero que nazcan arañas en mis ojos
ni contemplar mi sangre como un patio que se cubre
[de musgo.
Y ahora quiero decirte que el asombro es el milagro
[del hombre,
ahora quiero decirte:
vivir es asombrarse
ante el cielo y la espiga y la brizna de yerba
[recorrer el temblor,
como insiste la sangre en las venas con asombro
[júbilo continuo.
Y quiero amarte sobre la ternura que ha ordenado
[sus aguas para cubrir mis ojos,
amarte con la grave ingenuidad de mis huesos
[sencillos,
amarte con desesperación tranquila y confiada,
amarte como si estuviéramos muertos.


5

Mi palabra será como un golpe de arado.
Yo digo
la moral del amor, pero tened encuenta
que un minuto no puede llenarse con un nombre.
Siempre la soledad, pero sabed que de cierto que toda
[soledad solamente es camino.
Si se quiebra en tu boca la palabra ruina
besarás sus escombros, como una lluvia grata,
tu soledad, amor, vispera de ti sola,
y el misterio que dobla las espigas del trigo.
Mientras el polvo tenga desdoblamiento en fruto,
hay que darse a la vida como el agua a la arena.

Yo digo:
que todo paso tenga repercusión suave
sobre la sangre anclada del corazón mundo.
La sangre es unidad derramada en el tiempo,
yo la siento en mis pulsos como un viento interior.
No ausentaros de nada, porque la ausencia hiere la
[afirmación del hombre que hace ambiente el
[desierto,
calvario de Jesús transido en dulcedumbre,
pasionaria en la cruz y el hombre tan sólo
para sentirse plenamente ausente.

6

Mira el paso escondido de la luz.
Ante ti Dios existe.
Mira como un temblor de sueño en las rodillas,
cayéndote y llorando para encontrar el consuelo,
para ver más allá de la muerte, que brinda
el olvido asombrado de su vasta entereza.
Mira que no eres el tiempo.
Toda la paz del mundo reposa en la mirada.
Mira bien,
¿es mirar o morir esta visión humilde
que nos colma de sombra la carne dolorida?
¡Es mirar o morir de abandono en los ojos!


Luis Rosales.

Mi nuevo amigo. Hay que leer el poema cuando se tenga tiempo. Una recomendación amigos amigas. Leerlo en voz alta y varias veces. Así entrará seguro en vuestros corazones esta belleza que escribó mi nuevo amigo Luís.