A todos los que entreis en mi blog.

Sólo deciros que busquéis la belleza que hay en las pequeñas cosas de la vida como por ejemplo: una canción, un poema, un sueño... Es lo único que nos quedará dentro de nuestra mente. Ya que vivimos todavía en este asqueRoso mundo. Donde aún permitimos que los niños se mueran de hambre porque no tienen comida para darle sus madres. ¡ES UNA VERGUENZA! Todos debemos intentar hacer algo por ellos, aunque sea una mínima ayuda, cada uno con lo que pueda, ya sabemos que todo se mueve con el asqueroso dinero. Constribuyamos con lo que podamos. Ellos nos lo agradecerán.
"Buscad la belleza porque es la única forma de vivir en este asqueroso mundo". Qué a la misma vez es bello.
Adios a todos los amigos y amigas que veáis mi blog. Que el transcurrir de vuestras vidas o traiga grandes alegrías. Siempre después de las tristezas llega la luz. Sólo hace falta resisitir. Ya lo dice el poeta "Rainer Maria Rilke". Poeta de lo visible a lo invisible. "Estar aquí es maravilloso". Vamos a aprovecharlo una vez que nos han dado la vida.

LA VIDA

MAS DE QUE SIRVEN NUESTRAS VIDAS
SI NO ENRIQUECEN A OTRAS VIDAS

José Hierro

jueves, 19 de marzo de 2009

Las Elegias de Duino

SEGUNDA ELEGIA DE RAINER MARIA RILKE POETA

Pequeña introducción de la Segunda Elegía tomada de la biografía de Rilke realizada por Antonio Pau.

La Segunda Elegía es la del vacío. Es el poema de tonos más graves. De nada nos sirven los ángeles, los amantes fracasan, nuestro corazón parece no estar hecho a nuestra medida.
“ Todo ángel es terrible, vuelve a repetir, literalmente, esta segunda elegía. Sigue luego una deslumbrante descripción de los ángeles, pero la conclusión es desoladora: su mera proximidad nos volatiliza nos disipa.

Superiores, felices, mimados de la creación,
Cumbres y riscos aurorales del todo
Lo creado, polen de la divinidad en flor,
Reflejo de la luz, corredores, escaleras, tronos,
Espacios de esencia, escudos de delicia, tumultos
De sentimiento en tormentoso arrebato y, de pronto, solitarios
Espejos que lo propia belleza desbordada recrean
Y devuelven a su mismo rostro.


Pues nosotros al sentir, nos volatizamos, ay
Espiramos a su mismo rostro…

El amor es ilusorio: no conduce a la plenitud, sino al vacío. Los amantes viven una experiencia de fugacidad. Al poco de unirse, se distancian. “ El primer paseo juntos por el jardín”…, y ya son de nuevo extraños el uno para el otro.

Ya sé
Que os tocáis dichosos porque la caricia os retiene,
porque no desparece el lugar en que, tiernos,
ocultáis; porque debajo presentís la pura duración.
Así casi eternidad os prometéis en cada abrazo.
Y, sin embargo, cuando resistís el espanto
de las primeras miradas y la añoranza en la ventana,
y el primer paseo juntos, una vez por el jardín:
Entonces, amantes, ¿seguís siéndolo aún?


El hombre no encuentra “una franja de tierra propia” ni siquiera
en su propio corazón:

¡Si acaso encontráramos algo humano que sea
puro, pequeño, contenido, una franja nuestra de tierra frutal
entre el torrente y el pedregal! Porque nuestro corazón
nos sigue transcendiendo como a aquellos. Y ya no podemos
seguir con la mirada dirigida a imágenes que lo calmen, ni hacia
cuerpos divinos, en los que el corazón, aún más grandioso,
{se modere.

Opinión mía: Al final en un tono pesimista y triste nuestro gran poeta nos dice que es difícil encontrar el amor en esta vida. Pero yo creo que sí. Aunque a lo mejor no lo encontramos nunca. No desesperar. Una puerta azul se puede encontrar cuando uno menos se lo espera. La abrimos y allí esta esperando nuestro amor. ¿Quién sabe?


SEGUNDA ELEGIA

Todo ángel es terrible. Y, sin embargo, ay de mi,
sabiendo como sois, yo os canto, aves casi mortíferas del
alma.
Adónde se han ido los días de Tobias,
cuando uno de los ángeles más deslumbrantes, de pie junto
a la sencilla puerta de la casa, y algo disfrazado para el
viaje, dejó de ser terrible;
(¡un joven para el joven que miró hacia afuera con
curiosidad!).
Pero si en este momento el arcángel, el peligroso,
diese un solo paso hacia nosotros desde más allá de las estrellas,
el propio corazón, sobresaltado, nos destruiría. ¿Quiénes
sois?

Vosotros, los primeros agraciados, mimados de la creación,
serranías, cumbres aurorales del acto creador,
polen de la divinidad floreciente,
refracciones de esencias, escudos de gozo, tumultos
de sentimientos en un arrebato tempestuoso y, de pronto,
cada uno,
espejos que recrean la propia belleza irradiada
y la devuelven a su mismo rostro.

Pues nosotros, donde sentimos, nos evaporamos, ay,
y luego espiramos y nos desvanecemos; de brasa en brasa
se debilita nuestro olor. Entonces puede ser que uno nos
diga:
“sí, tú penetras en mi sangre, este cuarto y la primavera
se llena de ti…”. Y de qué sirve; él no puede sujetarnos
al desaparecer nosotros en él y en torno a él.
Y a los que son bellos, ¿quién los retiene?
Incesantemente hay apariencia en su rostro que luego se va.
Y lo nuestro se desprende de nosotros, como el rocío de la
hierba temprana
o el calor de una comida caliente. Oh sonrisa, ¿hacía dónde?
Oh mirada hacia lo alto. Nueva, cálida y esquiva onda del
corazón;
ay de mí: eso si somos nosotros. ¿Es que el espacio cósmico
en que nos diluimos tiene, entonces, sabor a nosotros?
¿Recogen los ángeles realmente sólo lo suyo, lo que de ellos
emana,
o queda en ellos, a veces y como por descuido,
algo de nuestra ciencia? ¿Estamos quizá fundidos en sus
rasgos,
como esa vaguedad en el rostro de la mujer embarazada?
Ellos no lo advierten en el torbellino de su retorno a sí
mismos.
(¡Cómo habrían de notarlo!)
Los amantes podrían, si lo comprendiesen, hablar
extrañamente
en el aire nocturno. Porque parece que todo nos encubre.
Mira, los árboles son; las casas que habitamos aun existen.
Sólo nosotros pasamos de largo como un intercambio de
brisas.
Y todo concuerda en silenciarnos,
en parte quizá como vergüenza,
en parte como una indecible esperanza.

A vosotros, amantes, que os bastáis el uno al otro,
yo os pregunto por nosotros. Vosotros os tomáis.
¿Tenéis pruebas? Ved, sucede que mis manos
mutuamente se comprenden o que mi rostro gastado
busca en ellas su refugio. Esto me hace sentir un poco.
Pero, ¿quién se atrevería a ser sólo por eso?
Pero a vosotros, que crecéis embelesados en el otro,
hasta que él subyugado, os suplica que no más,
a vosotros, amantes, que entre las manos os hacéis más,
abundantes,
como años de vendimia; que a veces dejáis de ser, sólo
porque el otro
del todo prevalece, yo os pegunto por nosotros. Yo sé
que os tocáis dichosos, porque la caricia os retiene
y no desaparece el lugar que vosotros, tiernos, ocultáis;
porque debajo presentís la pura duración.
Es casi eternidad lo que os prometéis en cada abrazo.
Y, sin embargo, cuando resistís el terror
de las primeras miradas y la nostalgia en la ventana
y el primer paseo juntos, una vez, por el jardín;
amantes, ¿seguís siéndolo entonces todavía?
Cuando os alzáis el uno al otro hasta los labios, bebida a
bebida:
oh cuán extrañamente se substrae entonces el acto el bebedor.

¿Y no os asombraba en las estelas áticas
la prudencia del gesto humano? ¿No fueron puestos el amor
y la despedida
tan suavemente encima de los hombros, como si estuviesen
hechos
de otra materia que en nosotros? Acordaos de las manos,
cómo descansan sin presión, aunque en los torsos está toda
la fuerza.
Esos señores de si mismos lo sabían: hasta aquí llegamos,
esto es lo nuestro, el tocarnos así; con más fuerza
nos levanta los dioses. Pero esto es asunto de los dioses.

Si encontrásemos también nosotros algo humano que sea
puro, angosto, contenido, un pedazo de tierra fecundo y
nuestro
entre el torrente y el pedregal. Porque el propio corazón
siempre nos transciende, como a aquéllos, todavía. Y ya no
lo podemos seguir con la mirada
hacia imágenes que lo apacigüen, como tampoco hacia
cuerpos divinos,
en los cuales él aún más grandioso, se modere.



Rainer Maria Rilke. Poeta de lo visible a lo invisible.

¿Quién habla de victorias? El resistir lo es todo.