El suicidio me llamaba con todas sus ansias. Estaba derrotado y la vida me daba asco. Hasta que llegó el día que empecé a escupirle en su cara. Me había enfrentado a él con todo. Ahora no venía por mí. Había desistido. ¡O mejor! Lo había derrotado por la muerte natural que no sé cuando vendrá. Siempre la muy traidora al acecho.
juan antonio garcía vidal