ENVANECER
Esa extraña sensación que nos envanece,
y quien diga que no, "miente como un bellaco",
cuando alcanzamos cotas que parecían
que
no íbamos, o que nunca pensamos
que llegarían. Nos invade a todos la
evanescencia, aunque no queramos
reconocerlo. Es así de cierto, y negarlo
es de no reconocer lo que es de sí.
Para no pasarnos del envanecimiento,
que nos puede invadir, "como un gallo
cantando todas las mañanas su canto".
Aunque tengamos derecho cada uno
por momentos, a creernos lo que hemos
conseguido con nuestro esfuerzo silencioso
y callado durante mucho tiempo durado.
juan antonio garcía vidal