Simplemente
me miro en
el
espejo
y
un día
la muerte
vendrá por
mí.
Ese día
lejano, espero
estar
preparado
para su
llamada
y
sonreírle
e irme
cantando
triste
y
alegre
porque
la vida
habrá
valido
la
pena
haberla
vivido
El parisino de París