EL HOMBRE DEL PROYECTOR

EL HOMBRE DEL PROYECTOR
(Un réquiem por el cine)

En los barrios
El cine nunca fue mudo. En corrillo,
El Hombre del proyector
Contaba películas de Chaplin,
le daba a sus gestos una voz.
Afirmaba que lo soldados nunca vencieron
A Jerónimo
Y Que tras la función de matinée
Se levantaban los apaches heridos,
Se sacudia el polvo,
Montaban sus caballos de viento
Y se iban a galopar por la llanura
En la función de vespertina.
No así los blancos, que caían flechados para siempre
Cuando quería meter
Su mano vengadora en el guión.
El hombre del proyector
Juraba que al cerrar el telón
Billy the Kid seguía entrando y saliendo
En lo salones de Texas
Hasta hacerse un viejo bonachón
Y todos los alguaciles morían abatidos
En un río de hiel.
En la pequeña pantalla de la almohada
Ava Gardner entraba al mar de sus sueños,
Las más bella habitante de su piel.
El hombre del proyetor
Tuvo las manos de Orlac en su bolsillo,
Guardó en un desván
El coche que rodó a sobresaltos los peldaños
De una trágica Rusia. Afirmaba que el niño
Que iba en ese coche se hizo mayor
Y que pudo huir dell escorbuto, de la peste y de Stalín.
Hoy fuimos a su funeral.
Enterramos el cine de barrio
Y apagamos para siempre el proyector.

Juan Manuel Roca

¿Qué hubieramos sido sin el cine? ¿Qué seriamos sin el cine? Nos entretiene y nos hacer ver que sueños y verdades son posibles. ¡Viva el cine! Ese arte que nos tienen encadilados por momentos de infancia y no tan infancia. ¿Quién no se acuerda de una película o de una escena de su película fávorita? Casablanca: ¡Tócala Sam, Tócala Sam...! Recuerdos que siempre están con nosotros. Que no muera nunca el cine de verdad en una sala oscura y con la ilusión por ver la película que estamos esperando para ser un poco más feliz por momentos de vida.

Giovanni