DÍAS DEL BOSQUE

DÍAS DEL BOSQUE

XXIII


En los espinos he dejado cada día mi sangre.
Mi sangre en este bosque es verde.
Cuando florecen los espinos, también mi sangre es nueva.
Así he aprendido a florecer.
Así he aprendido a contemplar mi sangre.


XXIV

Una gota mía de sudor en el bosque hará crecer el árbol de la
sed. Bajo la sombra de este árbol, algún dìa, tal vez
descansen otros caminantes.

Tal vez bajo la sombra de este árbol, algún día, las palabras
del bosque vuelvan a ser escuchadas, cierto ciervo que vi
vuelva a ser visto.


Que un gota mía de sudor pueda ser esto.


DECLARACIONES

II


En este bosque de palabras nuestro el ciervo es siervo del río y de la luz, bebe un agua que alumbra. Lo que dice y lo que calla sólo lo sabe el caminante, aquel que sube también a lo más alto, aquel que logra ver el ciervo un día. Toda palabra suya es aparición, regalo del bosque.
En la noche -alli donde no hay caminos ni senderos-, el río desciende con su luz, con sus llamas humedas, con sus voces claras. Vienen entonces a beber de su consuelo aquellos que se han perdido en el bosque: los hombres que se bañan. en su dolor también hay paz.
El ciervo es una transpariencia y un reflejo en el agua, una sombra fugada del jardín el salmista, un extraño suceso. Un ciervo siempre tiene sed, por eso conoce el camino de los desesperados, las huellas abrasadas de otros ríos. Por eso yo, en mi sed, también los he visto.

Vicente Valero


MI CIERVO

Yo vi el ciervo un día en el bosque que encontré. Él me guió por un buen camino de ese bosque donde él me enseño el río bueno de la vida para ser feliz. Ese ciervo fue bueno conmigo y aún sigue siendolo pues el me abrió y me enseño como encontrar la luz para el caminar de la nueva vida que inicié y que estoy ahora mismmo en camino para llegar a la gran felicidad de mi corazón. Porque la felicidad me la enseño a buscarla y a luchar por ella el ciervo de mi bosque que encontr cuando sali de la cueva donde estaba. GRACIAS, mi ciervo del bosque que encontre cuando sali de la cueva donde estuve tantos años muertos y no veía la felicidad. Que los hombres que en este momento no ven a su ciervo. Yó, les digo como hombre que soy que cada uno tenemos nuestro ciervo en nuestro bosque. Sólo hace falta que un día lo encontremos aquí en la tierra. Suerte a todos los que no los habeís encontrado aún. Él o vosotros llegaréis para que él os enseñe el camino y la luz para una nueva vida llena de alegría como a mi me enseño mi ciervo que encontré. Él siempre me guiará para el caminar por el camino que también encontré en ese bosque. No vuelvo la vista atrás. Sólo sigó hacia adelante a ver donde me llevará ese camino

Giovanni