EL DESCONOCIDO
Lo vi allí.
Cansado y sudoroso.
Con su refresco refrescante.
Y con cara de buena persona
solitario con sus compras.
Era el descanso del guerrero.
En la capital de la provincia.
Su aurea era humana.
El desconocido.
Sus vibraciones era buenas.
Ellas llenaban todo el ambiente.
El parisino de París