A batallas de amor campo de pluma.
Gongora
Gongora
¡Dulzura y suavidad, siempre dulzura!
Calma un poco, querida mía, tus arrebatos.
A veces y aún en pleno goce, la amante
Debe sentir el abandono apacible de una hermana.
Sé lánguida, prodiga tus adormecedoras caricias,
que haya equilibrio entre suspiros y mirada suave.
El abrazo ansioso y el espasmo obsesivo
No valen un beso profundo aunque engañoso.
Tú, querida mía, con tu querido corazón de oro,
Proclamas que la pasión es lo más enardecido.
¡Deja que esa locoa pregone cuanto quiera!
Apoya tu frente en la mía y tu mano en mi mano,
Prométeme juramentos que mañana mismo olvidarás,
Y juntos, oh dorada fogosa, lloremos hasta el alba!
Paul Verlaine
Calma un poco, querida mía, tus arrebatos.
A veces y aún en pleno goce, la amante
Debe sentir el abandono apacible de una hermana.
Sé lánguida, prodiga tus adormecedoras caricias,
que haya equilibrio entre suspiros y mirada suave.
El abrazo ansioso y el espasmo obsesivo
No valen un beso profundo aunque engañoso.
Tú, querida mía, con tu querido corazón de oro,
Proclamas que la pasión es lo más enardecido.
¡Deja que esa locoa pregone cuanto quiera!
Apoya tu frente en la mía y tu mano en mi mano,
Prométeme juramentos que mañana mismo olvidarás,
Y juntos, oh dorada fogosa, lloremos hasta el alba!
Paul Verlaine