¡Qué diría del mar, este mar que me rodea! Se hubiera muerto ya mil veces. Hay demasiada agua para llorar. ¿No se ahogarán mis ojos?
Silvina Ocampo
LÁGRIMAS CON SABOR A SAL DE MAR
¡Lloré tanto!
¡Tanto lloré!
Que mis lágrimas
dejaron de ser de pena.
Y pasaron a ser de alegría.
Esperemos que pronto
volvamos a llorar de alegría.
Todo se puede dar.
Al volver si llega el caso
de llorar de felicidad.
Serán lágrimas con gusto
a sal de mar.
Es lo que tiene la vida.
juan antonio garcía vidal