Retazos de futuro

muros que he destruido con
esfuerzo los he hecho nuevos
ahora voy a construir estrellas
que brillen en el cielo una es
la que más ha de brillar con
toda su intensidad siempre la
iluminaré sólo hace falta que
habra su corazón espero cuando

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sus ojos mis ojos azules
cuando se encontrarán
pronto tarde pronto tarde

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la vida noche sol
la vida misterio amor
la vida muerte despedida
la vida nacer permanecer
la vida abrirse a ella
esperando la luz de la
totalidad totalidad llega

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acercaros a mí veréis como la
alegría puede que os inunde
vuestros corazones si tal es el
caso que estuviera dormido por
cualquier motivo despertarlo

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espero que no me ciegue la codizia
no he de cambiar siempre quiero ser
así que mi corazón libre vea las
cosas hemosas que hay en este mundo
hermoso creo en el ser humano vida

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Giovanni

Mar de Plata, 2 de febrero

20

Una ola se suicidó al ver su retrato tremolando [falta texto]

¿Qué nos queda para esperar? ¿Para qué luchar? ¿Cuál es el fin? Preguntas, palabras, frases, estamos llenos de definiciones, de conceptos, de ejemplo. Pero la situación de la juventud se detiene en el signo de la interrogación. Mis diecinueve años me conceden el derecho de decir algo, de agregar algunas confusas explicaciones a este caos que estamos viviendo. Nos llaman la “esperanza de la patria”, nos dicen que “el fututo abierto y virgen” y que la vida, como un juguete fácil de manejar, “es nuestra”. La tenemos, es cierto. Pero ¿Qué hacer con ella? ¿Tenemos ideales? ¿Tenemos algo que nos sostenga? ¿Qué podemos hacer, si estamos solos, sin Dios, sin fe, sin nada? Nos habla de la trágica situación general, de las dos guerras mundiales, rezagos del existencialismo francés nos congregan en los cafés para… ¿para qué? No siquiera somos “existencialistas legítimos”. Ni ateos. Ni revolucionarios. [ilegible] entre los estudios, las religiones, las ideas, con una debilidad espantosa. Nada nos conmueve. Nada estalla en nuestro medio. ¿Los intelectuales? ¿Algún joven ha escrito un libro de poema que haya tenido resonancia general? ¿Qué ocurre con nuestra sangre, con nuestra vehemencia? ¿Hemos de practicar esnobismo en la conocida esquina céntrica, entre la confusión del sexo y un equívoco deseo de olvidar la vida? Pues ¡si! ¡Hagámoslo! Sangre vital, ebullición febril. ¿Sí! ¡Sí! ¿Dónde están los renovadores, los creadores, donde está la juventud que juegue legítimamente con las únicas palabras verdaderas?

Oye, Alejandra niña triste de ciudad: acá tus poemas, esos trozos condensados de tu angustia, que tú has decidido historiar.

Hoy cumples veinte años, y por eso te obsequias tus poemas vestidos de fiesta. Te has maquillado, puesto hermosa, y tus labios apagan veinte llamitas.
Pero la situación real es muy otra. ¡Alejandra! Has vestido de fiesta tu sangre, a tu angustia. Tú no lo quieres, ¿verdad? Tú deseas escribir silenciosamente, esconderte, no mostrar los poemas a ser humano alguno.

hoy es carnaval
y yo tengo diez y nueve años dos amores mil libros y una foto de Picasso
pero hoy se me cae el llanto al vació
porque pienso en la vida

Alejandra, preguntáronte “como te trata la vida”. Tú dijiste: No la conozco.

Alejandra, esta noche rogaremos por vuestros compañeros de angustia: Pascal, Unamuno, Huidobro y Vallejo.


Futuro

me dicen
tienes la vida por delante
pero yo miro
y no veo nada

Rezo

pequeño poema
no me huyas
no armes abismos
entre mi alma y tú