PUESTO DE GUARDIA

PUESTO DE GUARDIA

Me ordenan apostarme sobre un montón de piedras
como un distinguido cadáver de la Edad de Hierro.
Los otros se quedan en la tienda y duermen
estirados cuan robles en un círculo.

En la tienda gobierna el hornillo: una gran serpiente
que se ha tragado un globo de fuego y silba.
Pero aquí afuera, en la noche de primavera, hay silencio
entre piedras frías que aguardan la luz.

Aquí afuera, en el frío yo comienzo a volar
como un chamán, vuelo hacia el cuerpo de ella
con las manchas blancas del bañador:
estábamos al sol. El musgo estaba caliente.

Acaricio instantes cálidos,
pero no puedo quedarme allí por mucho tiempo.
Me responden silbando por el espacio
-me acurruco entre piedras. Aquí y ahora.

Misión: estar donde uno está.
También el ridículo papel solemne:
yo soy precisamente ese lugar
donde la creación trabaja sobre sí misma.

Amanece; los escasos troncos
ahora tienen color; las flores de primavera,
mordidas por la escarcha, pasan silenciosamente
buscando a alguien que desapareció en la oscuridad.

Pero la cosa es estar donde uno está. Y esperar.
Estoy inquieto, terco, confundido.
¡Sucesos del porvenir, ya están aquí!
Puedo sentirlo. Están afuera:

una multitud que murmura más alla de la barrera.
Solo pueden pasar de uno en uno.
Quieren entrar. ¿Por qué? Vienen
de uno en uno. Yo soy el torniquete.


Tomas Tranströmer Premio Nobel de Literatura 2011