LA VOZ
Nada más oía día tras día
una voz que me llamaba intensamente.
No sé de dónde venía.
su sonido de la ultratumba lejana.
Nada más decía: ¡Ven a mí! Y no dejes
de venir que yo te daré lo necesitado.
¡Ven a mi! Y yo necesitado cada vez
que me insistía tanto, no hacia nada
más que acudir para que me diera
lo que tanto necesitaba con desespero.
Me lo daba. Y yo volvía a mi vida
del día a dia hasta que volviera a
llamarme con desespero. Y yo iría de nuevo.
Ahora sé que es mi destino.
juan antonio garcía vidal