AQUELARRE
Su furia era tanta.
En el momento de la verdad.
Tanta era.
bailaban para arroparla
en aquel momento donde
todo lo daba por llegar al éxtasis
que tanto deseaba.
No hubiera podido ser.
Si no fuera como era.
Manejaba todo lo dicho.
Con tal furia que él
se dejaba llevar por la furiosa.
Para llegar al momento
que nos visitaría aquel aquelarre
deseado, desde que nos habíamos dado.
Que tal furia derramaba siempre.
juan antonio garcia vidal