"Temo que si me quitan mis demonios se puede morir mis ángeles".

Rainer María Rilke

SIENTO

Siento que soy pájaro

y vivo en el bosque encantado.

Inicio el vuelo de madrugada.

Siento que soy pájaro.

El parisino de París

 MIRA

Mira, soy sencillo.

Y a la vez complejo.

No te perturbes

con mi complejidad.

No entenderás a veces.

Pero en el fondo

soy sencillo dentro 

de mi alma compleja.

El parisino de París

 TALADRO DE PUNTA DE DIAMANTE

Revienta el muro.

¡Yaaaaaaaaaaaaaa!

¡Reventando!

Tú puedes a cada

instante, destrozarlo.

Has crecido para hacerlo

cuando quieras con tu

taladradora de punta

de diamante. Eres más

fuerte que tu alma.

¡A taladrarlo hombre!

¡Hombre a taladrarlo!

Años de estudio y

experiencias para

ser un gran taladrador

del muro de hormigo

armado de tu mente.

jagv

ESCRIBIR

escribir, escribir,

cuando me ennoblece

la función de escribir.

y cuando no. escribir

para enviarlo todo...

y seguir escribiendo

hasta el número que no sé

solo sé el número 61

y de ahí en aumento

hasta no sé dónde

seguir escribiendo

cuando las palabras

llaman locamente.

El parisino de París

 NADA DE ENCARGOS

Nada de encargos.

Viene y se va cuando

quiere, es su misterio.

Nade de encargos.

El que quiera una.

Que mire al sol, al mar,

a las plantas y a todo

lo que quiera en su vida.

Nada de encargos.

El Parisino de París

 VIRUS

con virus o sin virus

las fábricas dulces

a todo pulmón

es la ley de la economía

no debe parar.

para endulzarnos la vida

de la Natividad.

si no más muerte

de hambre que del patógeno

la vida debe continuar

la muerte siempre estuvo

y estará al acecho

es su misión de muerte.

la nuestra contrarrestarla

todo el tiempo que se pueda.

más un día será el final.

El parisino de París

 MI AMIGA

Yo tengo quién me salve.

Siempre mi amiga al rescate.

Cuando me vienen los bajones.

Siempre dispuesta sin pedir

nada a cambio por ayudarme.

Y yo a ella desde que nos

conocimos, allá años atrás,

Mi amiga la eterna poesía.

El parisino de París

 ¡NIEVE!

Soñaba con la nieve,

blanca y pura distante.

Y al soñarla me asome

a la ventana y el sueño

se transformo en verdad.

Nevaban copos blancos

de verdades verdaderas.

¡Nieve! ¡Nieve! ¡Nieve!

El parisino de París