MI TESTAMENTO EN VIDA
Sé que el día está fijado.
Lo sé porque lo fijo está escrito.
Seré amortajado.
No se me verán mis ojos.
Solo se me vera la cara.
Espero que no me maquillen.
¿Para qué? Quiero que me vean
los pocos al natural como fui.
Sé que no habrá multitud.
Digo: “Que en vida los que no me amaron,
no van a estar”.
¡Qué me me importa!
Solo con estar, los que tengan que ser.
En especial el ser que más quiero.
Me bastará.
Luego que hagan lo que sabéis.
Recogerme y llevarme donde fui feliz.
No decirlo, pues ahora os podrán...
Hasta con la muerte quieren negociar.
Para venderte un terrenito o una altura.
A mí nada de eso.
No quiero estar allí con los que en vida
no me apreciaron, no me ayudaron en nada.
Hacerlo, os lo dejo escrito.
El testamento está hecho.
Despedirse de mí.
Si hay vida los que nos apreciamos nos
volveremos a ver en las más allá de la vida.
Ahora mismo en el poema todo está escrito.
Juan Antonio García Vidal