ROMUALDO
Era tan bello en su juventud,
que quede prendido nada más
verlo una noche de fiesta en Madrid.
Hablaba con otro compañero y se reían
a carcajadas contándose sus cosas.
Mas ahí estaba en la nocturnidad madrileña.
Todo él con su belleza, ancha espalda,
pelo negro. Al fijarme discretamente
le vi el color de sus ojos, eran verdes.
Que delicia era observarlo discretamente
y pensar en él para amarlo salvajemente.
Seguía riendo con su amigo.
Hasta que al pasar del tiempo y con una
copa de más. Me atreví acercarme donde
estaba y en un momento de más.
Y cuando dejo de reír, lo hice.
Mi atrevimiento fue mayor y le pregunte
su nombre. Me dijo que se llamaba:
Romualdo. Ahí entre en el circulo
de él. Me admitió enseguida.
La noche fue larga, muy de verdad.
Y como el poema va llegando a su fin.
Lo que pasó en la madrugada.
Se lo dejo a su imaginaciones.
Les diré solo una cosa, Romualdo
era colombiano de Bogota.
juan antonio garcía vidal