LLORÉ, LLORÉ, LLORÉ
Lloré, lloré, lloré.
Tanto lloré sin saber
que la poesía me estaba
y aprendizaje para ser.
Lloré, lloré, lloré.
A lágrima viva por
lo que no valía la pena.
Ahora lloro, lloro, lloro,
cuando la poesía me trae
la emoción al alma para sentir
lo bello dentro de mí.
Tanto me había perdido
por no saber quien era.
Hasta que la vida me llevó
a la poesía para emocionarte
a cada instante de mi vida.
Valió la pena, llorar, llorar, llorar,
para llegar a los poemas de la poesía.
juan antoio garcía vidal
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